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SIN PROPUESTAS

Todo el arco opositor apunta contra lo que Milei estaría haciendo mal. Analizan la realidad desde su conveniencia, pero sin ideas.

SIN PROPUESTAS

Todo el arco opositor apunta contra lo que Milei estaría haciendo mal. Analizan la realidad desde su conveniencia, pero sin ideas.

Por Esteban Di Carlo

A dos semanas de las elecciones nacionales para elegir diputados, y senadores en algunas provincias, lo que escasean son las propuestas de los partidos que conforman la oposición en Argentina.

Planteada las elecciones como un plebiscito de la política económica de Javier Milei, parece que los slogans pueden más que las ideas.

"Para ponerle freno a Milei", "Contra el ajuste de Milei", "Que el ajuste lo paguen los que más tienen", "Por un salario mínimo de dos millones de pesos", etc, etc.

Resulta realmente poco, para convencer al electorado imparcial.

De un lado, está planteada la gestión, y las mismas consignas de siempre, equilibrio fiscal, lucha contra la inflación, estabilidad económica, control antipiquetes, supresión de intermediarios en los planes sociales, con eso si fuerte disminución de la obra pública que siempre tracciona parte de la economía.

Argentina venía de un déficit de más del 5 % del PBI, y el llamado "ajuste" por algunos progresistas, en realidad fue sinceramiento de los ingresos.

Vedados los caminos del préstamo y de la emisión, solo quedaba viable el recorte lógico de las partidas presupuestarias.

La inflación recibida fue del 26.6% (diciembre de 2023) disminuyó a valores cercanos al 2% en los últimos meses, con resultado incluso superiores a los logrados por Domingo Cavallo en la Ley de Convertilidad.

Del otro, hasta ahora solo el espacio de Martin Lousteau se animó a ponderar el equilibrio fiscal pero con un toque empático (presupuesto universitario, aumento jubilatorio).

La izquierda con el mismo libreto de hace cincuenta años, atrasa demasiado, y resulta recurrente.

Un par de gobernadores se animaron a armar un partido que escape de ambos polos, pero que por el momento solo traccionara votos dentro de sus provincias.

¿Y el kirchnerismo qué?

No se ha escuchado ninguna mea culpa de los últimos cuatro años de gobierno, solo reacomodaron algunas piezas y siguen, ahora con el envían que resulto las elecciones provinciales en el mayor distrito nacional.

Pronto se olvida el argentino, que lo mismo que eligió la Provincia de Buenos Aires es quien llevó la pobreza al 50 %, a la inflación anual de más de 250 % con servicios, impuestos y nafta congelados; y a un dólar de $ 1500 mientras el cepo decidía que ningún dólar salía, pero ninguno tampoco entraba

¿Argentina está dispuesta nuevamente a acercarse a Venezuela?

Uno puede entender que no guste Milei.

Que no le gusta su política, su forma de ser, su entorno, la virulencia con que a veces se manifiesta, la hermana, los Menem, el FMI, o lo que fuere.

Lo que es difícil de entender que la alternativa ante MIlei, sea el retroceso a un modelo de país que fracasó en los últimos veinte años y que va a volver a fracasar.

No solo la decepción en lo económico, sino que también en lo cultural y lo moral.

Su último presidente procesado por maltratos conyugales, y por la causa "seguros".

Su anterior vicepresidente, condenado por el Caso Ciccone.

Julio De Vido, Jaime, José López otros abonados a los juzgados federales

Su jefa política se encuentra encarcelada por corrupción, y procesada en varias causas más, como Hotesur, o Cuadernos.

Sin embargo, la visitan, se sacan fotos y manifiestan sin sonrojarse que: "Su fuerza y coraje nunca dejan de asombrar"

Asombro es lo que provoca reunirse con delincuentes y alardear de esas reuniones.

Son los mismos que en un lado denuncian lawfare, pero que en otros condenan "sin condena" a José Luis Espert.

Aclaro que no es una defensa de Espert, que también tendrá que explicar en la justicia el origen de esos fondos, solo se hace referencia que en un caso la condena de la misma Corte Suprema de Justicia no resulta suficiente, y en el otro, una denuncia configura de por sí, una condena inapelable.

Diferente vara, para un mismo problema.

Argentina es un país empobrecido.

Durante décadas, la corrupción estructural y la mala administración han dilapidado recursos que podrían haberse utilizado para otro tipo de inversiones, se estima que al menos un 20% de cada inversión industrial o productiva en la Argentina termina en los bolsillos de funcionarios, un sobrecosto que paraliza cualquier crecimiento.

La evasión, el soborno y el desvío de fondos han generado un círculo vicioso de crisis, inflación y más crisis.

La corrupción no es solo un problema moral, sino también un obstáculo contra el desarrollo como país. 

A dos semanas de las elecciones, se corre el riesgo de retroceder hacia un punto de no retorno

¿Volverá Argentina a tropezar con la misma piedra?

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